Reunificación, presente y futuro
Lo que sucedió aquella noche de noviembre forma ya parte pasado y es historia. Los recuentros, los abrazos, los besos entre desconocidos, alemanes que se volvían a ver tras 28 años de separación forman parte de la memoria de todo un pueblo y de un país donde quedarán para siempre. Hace ya 20 años de aquel momento y el Berlín de hoy en poco se parece ya al vio terminar la Guerra Fría en sus calles. Sin embargo el visitante observador encontrará todavía las diferencias que marcaron 40 años de división y vidas opuestas.
Poco queda del Muro que los turistas se afanan en encontrar, fotografiar e incluso pintarrajear y las mismas tiendas de lujo que antes sólo se encontraban en el Oeste ya no se están muy lejos de lo que fue el mayor paso de control del Berlín Este en la Friedrichstrasse, al igual que la Puerta de Brandenburgo ya no se erige solitaria en medio de la franja de la muerte, sino que es el centro turístico por excelencia donde conviven decenas de nacionalidades y lenguas. Pero en el nuevo Berlín, capital de la reunificada Alemania todavía se descubren las trazas de una historia larga, profunda y fascinante. Pasear por sus calles sigue siendo toda una experiencia digna de disfrutar y contar.
Hoy Berlín vibra como capital de la cultura en Europa donde todavía se pueden ver restos del movimiento Underground de los 80 y adquirir una obra del último artista de moda, donde conviven los rascacielos de la Postdamer Platz con las casas Okupas del Este, los turistas con los Punkis de toda la vida, las bicicletas con todo tipo de vehículos, los turcos de Kreuzberg con los ricos alemanes de Zehlendorf, una ciudad muy joven y con una larga historia, alternativa y simpre en movimiento, que cambia continuamente donde cada nueva visita es una aventura diferente. En definitiva una urbe excitante donde es fácil encontrarse y que no te puedes perder.